Esta creencia separa el espacio para expresar el afecto, la orientación sexual y la identidad de género del espacio privado. Aparecen frases como «la chica tranquila se ve más bonita», que refuerzan la idea de que expresar su desacuerdo no es culturalmente lo que se espera que haga una mujer, y lo que está relacionado con la creencia errónea de que los espacios públicos son masculinos y que simplemente deben actuar como seres pasivos. Esta creencia se basa en la división ideológica del espacio, según la cual los hombres pertenecen al espacio de producción pública y las mujeres al espacio privado de la casa. E) La violencia es un flagelo social típico de los países subdesarrollados y que tenderá a desaparecer con el tiempo.
Son aquellas que permiten al usuario recordar información para que el usuario pueda acceder al servicio que puede diferenciar su experiencia de la de otros usuarios, como el idioma, la cantidad de resultados que se muestran cuando el usuario realiza una búsqueda, la apariencia o el contenido del servicio, según el tipo de navegador a través del cual el usuario accede al servicio o la región desde la que accede al servicio, etc. su línea prioritaria de militancia, investigación, publicación y la fue Enseñanza feminismo, y se centró en cuestiones relacionadas con el trabajo, el empleo, y la violencia contra las mujeres. Anteriormente trabajó como arquitecta sénior de proyectos en la Agencia de Gestión del Paisaje, Patrimonio Cultural y Alianzas Público-Privadas (Medellín) y en el Departamento de Planificación Administrativa (Medellín), donde participó en la formulación de macroproyectos urbanos en el área de intervención estratégica de Medrío y en los subplanes incluidos en ellos en relación con el Plan de Planificación Territorial, que recibió una mención honorífica en la Bienal de Arquitectura de Colombia. La falta de autoestima les lleva a creer que son responsables de la violencia a la que se enfrentan.
Lejos de resolver el problema, la información y la experiencia disponibles me permiten confirmar que la situación continúa. La violencia de género (GBV) contra varias mujeres está muy extendida en el espacio y el transporte público de todo el mundo. Todos estos falsos mitos, y muchos más, tienen su origen en los patrones culturales, el idioma y la religión, que mantienen las condiciones de superioridad de los hombres sobre las mujeres en la familia, el trabajo y la sociedad. Crear ciudades seguras y libres de violencia para la diversidad de mujeres y niñas que viven en ellas es indiscutible si queremos lograr una igualdad real y efectiva en nuestras sociedades.
Es importante desmitificar estos estereotipos y, por lo tanto, es tarea de toda la sociedad visibilizar las diversas manifestaciones de violencia contra las mujeres, crear conciencia sobre ellas, intensificar el conocimiento sobre su frecuencia y contribuir gradualmente a su detección y erradicación. Las denuncias de las mujeres se utilizan para obtener una ventaja en los procedimientos de separación y divorcio al aprovechar la lentitud del poder judicial para resolverlas. La violencia de género en nuestras carreteras y medios de transporte es una expresión de convicciones culturales que obstaculizan la libertad de las mujeres y las niñas. Algunas de ellas se presentan a continuación. Se recopilan argumentos que apoyan la postura de que son las propias mujeres las que eligen ser maltratadas. Pone en duda el hecho de que quieren salir de esta fatídica situación de violencia, e incluso se pone en tela de juicio la veracidad de las denuncias que han presentado.